La ganadería duranguense atraviesa una de sus peores crisis en años debido al prolongado cierre de la frontera con Estados Unidos para la exportación de ganado, medida derivada de la detección de casos del gusano barrenador en otras entidades del país.
En Durango, más de 50 mil familias dependen directamente de esta actividad, presente en cada ejido y en los 39 municipios del estado. Sin embargo, la imposibilidad de comercializar sus reses en el mercado internacional ha generado fuertes pérdidas económicas y un impacto directo en la economía rural, señaló el diputado local Noel Fernández Maturino.
El legislador explicó que, a pesar de que Durango mantiene un estatus sanitario libre de gusano barrenador, Estados Unidos ha decidido aplicar la restricción de manera regional, afectando a todos los estados del norte, entre ellos Chihuahua, Coahuila y Nuevo León. Esta medida ha impedido la exportación de ganado sano y ha puesto en riesgo miles de empleos.
“Durango ha hecho un esfuerzo enorme por mantener sus hatos libres de enfermedades, pero los casos detectados en otras entidades están castigando injustamente a nuestros productores. Esto ha lastimado profundamente a las familias que dependen del campo”, subrayó Fernández Maturino.
El diputado respaldó la propuesta del gobernador estatal para que se regionalice el control sanitario del ganado y se impida el traslado de animales provenientes del sur del país hacia el norte, con el fin de proteger a los productores locales. Además, pidió que se investigue y sancione a quienes han permitido el paso de ganado contaminado por los filtros sanitarios.
La situación ha generado pérdidas millonarias y ha detenido la dinámica económica de comunidades completas, donde la ganadería es la principal fuente de ingresos. Fernández Maturino advirtió que, de no corregirse pronto esta medida, el impacto podría extenderse a otros sectores productivos ligados a la actividad pecuaria, como la venta de forraje, transporte y comercio local.
“Durango es un estado con una amplia diversidad de microclimas que favorecen la ganadería; sin embargo, hoy esta fortaleza se ha convertido en una preocupación constante para miles de familias que viven con la incertidumbre de no poder vender su producto”, lamentó el legislador.
Ante el panorama actual, el Congreso local y el gobierno estatal buscan mantener el estatus zoosanitario de Durango y lograr que se reconozca su condición libre de plagas, a fin de que el mercado internacional se reabra y la ganadería recupere su estabilidad.
La exigencia es clara: que no se castigue a quienes han cumplido con las normas sanitarias, y que se garantice justicia para los productores duranguenses, cuyo sustento depende del esfuerzo diario en el campo.
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