El candidato a la Casa Blanca plantea imponer aranceles de hasta 200% a automóviles mexicanos si no se controla el flujo migratorio.
Donald Trump ha vuelto a encender la llama de la controversia con México, retomando un discurso similar al que empleó durante su primera campaña presidencial en 2016. En esta ocasión, ha advertido que, de regresar a la Casa Blanca, no dudará en «poner fin a la relación comercial» entre ambos países si México no asume un rol más activo en el control del flujo migratorio hacia Estados Unidos.
Durante un mensaje transmitido recientemente, Trump señaló que la situación migratoria en la frontera sur de Estados Unidos es crítica y que su administración presionaría a México para que financie medidas más estrictas de control migratorio. «Se terminó la relación comercial», dijo Trump, en un claro mensaje dirigido a las autoridades mexicanas.
Imposición de aranceles y amenazas comerciales
El exmandatario también insinuó que, como parte de las posibles negociaciones para mantener la relación comercial entre Estados Unidos y México, impondría aranceles del 100% al 200% a los automóviles fabricados en México y exportados a territorio estadounidense. Este tipo de medidas, argumentó, serían necesarias para proteger los intereses de Estados Unidos.
Trump no dudó en criticar a la actual vicepresidenta, Kamala Harris, por su manejo de la situación en la frontera. Según él, Harris debería haber implementado políticas más agresivas para detener el flujo de inmigrantes indocumentados, una postura que Trump ha mantenido desde su primera campaña.
«México está realmente aprovechándose de nuestro país», afirmó Trump, refiriéndose a la situación económica y comercial entre ambos países. En ese contexto, añadió que, de llegar nuevamente al poder, devolverá a los «inmigrantes ilegales de Kamala Harris» a sus países de origen.
Un discurso repetido de cara a las elecciones
La retórica antiinmigrante de Donald Trump no es nueva. Durante su campaña de 2016, utilizó un discurso hostil hacia México, prometiendo construir un muro en la frontera y hacer que México pagara por él. Una vez en la presidencia, condicionó el apoyo del gobierno mexicano para contener la migración con amenazas de imponer aranceles a productos mexicanos.
Ahora, en un nuevo intento por captar la atención del electorado republicano, Trump ha vuelto a utilizar el comercio bilateral como herramienta de presión para manejar el tema migratorio. En este sentido, señaló que México, con la ayuda de China, está construyendo algunas de las plantas automotrices más grandes del mundo, y advirtió que no permitirá que los automóviles fabricados en México entren a Estados Unidos sin pagar impuestos.
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