El sindicato señala que los fabricantes de vehículos han disfrutado de grandes beneficios en la última década y aumentaron los salarios de los directivos en un 40 por ciento, en promedio, desde 2019.
Detroit.– Este fin de semana, alrededor de 12 mil 700 trabajadores del UAW permanecían en huelga por segundo día como parte de una acción laboral dirigida a tres plantas de ensamblaje de Estados Unidos, una de cada uno de los tres fabricantes de automóviles de Detroit: General Motors, Ford y Stellantis.
Los negociadores del sindicato United Auto Workers (UWA) y Ford Motor tuvieron “discusiones razonablemente productivas” hacia un nuevo contrato, dijo el sindicato, mientras que ejecutivos de la matriz de Chrysler, Stellantis, aseguraron que una propuesta para reanudar el trabajo en una fábrica inactiva de Illinois fracasó.
Las conversaciones entre el sindicato y los fabricantes de automóviles de Detroit se reanudaron el sábado, un día después de que la UWA iniciara sus primeras huelgas simultáneas en tres plantas automovilísticas estadunidenses.
“Como hemos dicho siempre, Ford ha apostado por el UAW más que cualquier otra empresa. Estamos comprometidos a llegar a un acuerdo con el UAW que recompense a nuestros trabajadores y permita a Ford invertir en el futuro. Tenemos que ganar juntos”, Mark Truby, presidente de comunicaciones de Ford.
Por su parte, Stellantis anunció que había aumentado su oferta, proponiendo incrementos acumulativos de casi el 21 por ciento a lo largo de cuatro años y medio de contrato, incluido un alza inmediata del 10 por ciento.
El presidente del UAW, Shawn Fain, calificó los informes sobre los despidos previstos de trabajadores no huelguistas como un intento de los fabricantes de automóviles de “presionar” a los miembros del sindicato para que acepten un acuerdo más débil.
“Su plan no funcionará (…) nos organizaremos un día más que ellos y llegaremos hasta el final para conseguir justicia económica”, afirmó Fain.
Las compañías aseguran que necesitan contratos competitivos en costos debido a la necesidad de gastar miles de millones de dólares para hacer la transición a los vehículos eléctricos que requiere el mercado internacional, mientras que los trabajadores señalan que los fabricantes de automóviles estadounidenses han disfrutado de grandes beneficios en la última década y han aumentado los salarios de los directivos en un 40 por ciento, en promedio, desde 2019.
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